jueves, 10 de septiembre de 2009

Pullitzer

El fotógrafo captura la imagen perfecta: un niño con el casco de un bombero, la mirada perdida. En segundo plano, las llamas devorando los escombros. La dramática foto sería famosa y su nombre, reconocido mundialmente.

–Sólo se salvó el niño. ¡Qué tragedia! –dice un tragafuegos con la voz ahogada.

–Sí, qué tragedia –le contesta.

Y en la bolsa del pantalón, sus dedos acarician una caja de cerillos.